Soy Milton Nieves

¿Qué me impulso a ayudar a otros?

Durante más de 25 años trabajé en grandes compañías internacionales, liderando marcas, equipos y estrategias de negocio en USA, Europa y Latinoamérica.
Tuve roles de visibilidad, responsabilidad y toma de decisiones global.
Y, desde fuera, todo parecía estar en su sitio.

Pero con el tiempo empecé a notar una incomodidad difícil de nombrar.
No fue una crisis. Fue más bien un silencio interno.
Una especie de desalineación entre lo que hacía, lo que mostraba y lo que realmente sentía.

Mi cargo ya no me representaba.
Mi discurso se había quedado antiguo.
Me sentía desactualizado.
Y lo más difícil: no sabía cómo mostrar mi evolución sin sentir que tenía que “inventarme” algo nuevo o «venderme» todo el tiempo.
Sentía que siempre tenía que justificarme.
Llegué a sentir lo que denominan «el síndrome del impostor», una experiencia psicológica en la que las personas, a pesar de tener logros y evidencias de competencia, dudan de sus propias capacidades y temen ser descubiertas como un fraude. Este fenómeno, aunque no es un trastorno reconocido clínicamente, puede generar ansiedad, depresión y afectar negativamente el desempeño laboral y personal.

Fue entonces cuando tomé una decisión muy personal: empezar a hacerme preguntas más profundas.
No sobre lo que había sido.
Sino sobre lo que quería ser a partir de ahora.
Y empecé, sin saberlo, a construir lo que más tarde se convertiría en el Método R.E.A.L.™.

Lo apliqué primero en mí. Sin guías. Sin fórmulas.

Me enfrenté a las dudas que muchas personas viven en silencio sin animarse a contarlo a sus pares o compañeros por miedo al «que dirán si me equivoco» ni tampoco a su entrono cercano o familia por miedo de defraudarlos o llevar un problema laboral a casa. Durante ese proceso, me hice muchas preguntas. Algunas muy incómodas.
Y quizás tú también te las estás haciendo ahora:

«¿Cómo me presento ahora, si ya no soy “aquello”?»

«¿Qué digo cuando todo mi valor no cabe en un cargo?»

«¿Cómo proyecto una versión actualizada de mí sin parecer que estoy forzando nada?»

«¿Y si la imagen que los demás tienen de mí no coincide con lo que yo siento por dentro?»

«¿Cómo lidero mi próxima etapa si no tengo claro cómo hablar de mí hoy?»

Poco a poco, comencé a ordenar mi experiencia, a redefinir mi posicionamiento, a integrar herramientas nuevas (Tecnología, IA, Visibilidad estratégica) y a construir una identidad profesional más auténtica, más clara y más alineada con quien soy hoy.

Y entonces, cuando empecé a compartir este proceso con otras personas, ocurrió algo que me hizo entender lo que tenía que hacer.

“Milton, tú tendrías que estar ayudando a otros a hacer esto”

Me lo dijeron muchas veces.
Y siempre de forma natural, genuina.

“Tú siempre viste antes que muchos lo que venía. Conoces muchas herramientas, las tecnologías…”

“Tienes una manera de ordenar ideas que da seguridad, claridad y paz.”

“Sabes decir lo que otros no se atreven, pero con respeto.”

“Esto que hiciste contigo, lo necesita mucha gente.»

«Tienes la capacidad estratégica para cambiar la mente de las personas positivamente”

Lo cierto es que toda mi vida me lo habían dicho.
Desde muy joven me valoraron por ver más allá, por pensar de forma diferente, por guiar sin imponer y por ayudar a otros a recuperar dirección cuando se sentían desorientados.

Pero no fue hasta que me enfrenté a mi propia transformación a mi propia evolución que sentí que tenía las herramientas internas para hacerlo de verdad por los demás.